Según el perfil de un político, su imagen
se puede cambiar con la estrategia que se aplica para un producto ya sea
resaltando sus cualidades o minimizando aquellas que lo hacen menos popular, es
cada vez más frecuente que los partidos y candidatos utilicen los servicios de un
experto en imagen para desarrollar las acciones de su campaña política, de
igual forma se tiene que cuidar la imagen corporativa de una empresa y de sus
integrantes, por medio del marketing de imagen o político.
El marketing político es un método para hacer
buenas campañas. Sus componentes son la ciencia política, la sociología
electoral y la comunicación. Sus desavenencias con el marketing comercial son
más fuertes que sus afinidades. Se conoce de él mucho más el mito que el
método. No es cierto que el marketing político construya campañas vacías y
cosméticas, centradas en la apariencia. Por el contrario, las campañas que
hacen los buenos consultores tienen poderosos contenidos, guardan muy
celosamente las identidades históricas de los partidos, respetan la
personalidad de los candidatos y proponen ofertas razonables y orientadas al
desarrollo de los países.
El método de Marketing Político parte del
conocimiento del electorado y del diagnóstico de la elección. Mediante
encuestas, estudios de opinión pública y análisis estadísticos, trata de llegar
a cuatro conocimientos operativos clave: cómo es el candidato, cómo son sus
adversarios, cómo son los electores, cómo es la elección. Este punto de
partida, llamado también DSP (diagnóstico socio-político) permite construir una
estrategia de campaña, la cual está compuesta por un mensaje, por los grupos
objetivo a los cuales va dirigido, los medios de difusión que serán utilizados
y por un manejo específico de los tiempos para el procesamiento de esos contenidos.
Una campaña orientada por el método del marketing político hace que el mensaje sea uno. Dice lo mismo el slogan de campaña que la imagen del candidato. Hay un único mensaje dicho de mil maneras. La famosa “asesoría de imagen” del candidato es una forma redundante, clara, inequívoca, de que el candidato diga de una forma no verbal, lo mismo que dice el resto de su campaña con palabras y argumentos.
El mensaje se comunica a los electores.
Pero no a todos los electores al mismo tiempo ni de la misma manera. Unos
electores se interesan especialmente por la política, leen los periódicos.
Otros no se informan, no les interesa la política, no les gusta leer. Los
primeros saben desde mucho tiempo antes cuando habrá elecciones y a quién
votarán. Los segundos se enteran que habrá elecciones pocos días antes de su
realización y pueden cambiar muy fácilmente de opción política.
Estas características diversas de los electores centrifugan y segmentan el cuerpo electoral. Permiten saber en cada momento de la campaña a quiénes hay que dirigirse de manera prioritaria, con qué formato de mensaje y por qué medios.
Anuncio de ejemplo.
Tomado de: LCB Márquetin político.
Mercadeoypublicidad.com.
Youtube.
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