Surgió como necesidad del alto uso de
los consumidores de los Bancos y de sus servicios, las personas individuales
usan sus servicios, los cuales ya no se limitan sólo a las empresas. Se han
generado numerosos productos como préstamos personales, tarjetas de créditos,
cobro de servios, de impuestos, etc., por débito automático, cada Banco compite
con los demás para ofrecer más y mejores servicios.
El
marketing como parte de la actividad financiera, tiene como objetivo determinar
de forma reflexiva y metódica las acciones a emprender en un mercado dominado
por los constantes y continuos cambios (liberalización financiera;
globalización de los mercados; desintermediación; tecnología; nivel cultural,
económico) definiendo un escenario altamente competitivo y cambiante. Ante esta
situación el cliente, cada vez más preparado, se constituye en el elemento
clave donde confluyen las distintas acciones y estrategias de marketing, para
satisfacer sus necesidades, de forma rentable y duradera en tiempo y lugar.
El cambio
experimentado en el enfoque binómico producto-cliente, por el principio
cliente-producto, representa un vuelco radical en la estrategia del marketing
aplicado a la industria financiera, siendo el eje alrededor del cual se
desarrolla cualquier acción competitiva, en entornos inciertos, por lo que se
requieren estructuras organizativas orientadas hacia el mercado eficaces en su
actuación, de tal forma que la estrategia institucional y la estrategia del
marketing estén relacionadas.
Para ello
las entidades financieras deben afrontar la situación sobre tres retos
fundamentales para poder competir en igualdad de condiciones:
·
- Elaboración de un sistema
de contabilidad analítica y de control de gestión que permita en tiempo real,
conocer tanto los costes de la puesta en marcha de nuevos productos y
servicios, como la rentabilidad esperada o deseada para mantener o captar
clientes.
·
- Formulación de planes de
actividad a corto, medio y largo plazo en la red de oficinas, para que de forma
sistemática y estructurada se puedan tomar decisiones con respecto a todo
aquello concerniente a la estrategia de la empresa; a la coordinación de acciones
comerciales y al control de los resultados e inicio, en su caso, de acciones
correctoras necesarias.
·
- Desarrollo de una
organización orientada al cliente, pensando y actuando de forma armonizada,
donde el cliente y el canal de distribución, centren la atención de la entidad
financiera.
En el
contexto de las estrategias actuales del marketing financiero se observa que
los sistemas de información sobre el cliente, juegan un papel importante en el
proceso de segmentación de mercados, por lo que su eficacia va a depender de
una verdadera cultura comercial en la organización bancaria. El enfoque actual
sienta sus bases en la construcción de relaciones cargadas de valor, por lo que
al marketing-mix tradicional hay que añadirle el marketing de las relaciones,
cuyo principal objetivo es conservar al cliente, por ello es necesario apoyarse
en otras tres variables más como representa, el personal, los procesos y la
prestación de servicio a la clientela.
II. BASES DE APLICACIÓN
Cualquier
actuación en el mercado tiene que llevar en sí misma, como premisa previa, la
orientación hacia el cliente conociendo de antemano las necesidades y atributos
de productos demandados por los diferentes segmentos de mercado, estructurando
la oferta y los canales de distribución de acuerdo con sus necesidades,
aprovechando las posibilidades de las nuevas tecnologías de la información,
para mejorar la relación con el cliente, reduciendo los gastos y aumentando la
calidad en la prestación del servicio como palanca de gestión, al satisfacer
las expectativas de la clientela y servir de plataforma para vender más y
mejor, evitando acudir al mercado masivo con ofertas despersonalizadas,
procurando en lo posible satisfacer al cliente de forma individualizada.
III. VARIABLES FUNDAMENTALES
En
relación al entorno y a sus propias características de competencia las
distintas entidades financieras desarrollan diferentes estrategias no
excluyentes entre sí.
1. Costes
El
conseguir una estrategia de liderazgo en costes en un ámbito competitivo amplio,
implica para las entidades financieras desarrollar acciones que logren producir
y vender al menor coste posible, por ello se debe ajustar en lo posible los
costes inherentes a una distribución con valor añadido elevado.
Las
instituciones que conozcan la estructura de costes de los servicios específicos
que prestan a segmentos concretos del mercado, estarán en condiciones de
utilizar el precio como una estrategia comercial, lo que significa una ventaja
competitiva. Se trata de cobrar de forma diferente a las distintas categorías
de clientes, teniendo en cuenta el nivel de utilización de los servicios, es
decir a precios segmentados.
2. Diferenciación
Esta
estrategia permite mejorar la posición competitiva mediante la creación de una
imagen de marca; de un concepto de calidad, o de distribución multicanal. Las
nuevas tecnologías suponen una gran oportunidad para mejorar la calidad de los
productos y servicios bancarios, permitiendo ampliar la oferta financiera y los
mercados en que pueden operar las distintas entidades.
3. Segmentación
El
desarrollo y aplicación de la segmentación de clientes, es una condición
necesaria para competir adecuadamente en los diferentes ámbitos que la entidad
financiera haya definido como mercado objetivo.
El
análisis agregado de los datos por segmentos de clientes es un factor clave en
un entorno competitivo. La segmentación de la clientela ha de venir acompañada
por la definición estratégica de la entidad, separando claramente aquellos
segmentos considerados fundamentales. Los productos y servicios que se dirijan
a cada segmento, deberán tener las características particulares y diferenciadas
que cada grupo objetivo necesite. La clave del éxito está en lograr que el
cliente valore estas diferencias y que las entidades sean capaces de
conseguirlas de manera rentable. El incremento de los costes y la consiguiente
reducción de márgenes financieros, estimulará una mayor especialización, por lo
que las entidades se posicionarán en aquellos segmentos en los que se posea una
mayor ventaja competitiva.
IV. ENFOQUE DE LA BANCA DE CLIENTES
El rasgo
fundamental por lo que se caracteriza la banca de clientes, es la búsqueda de
lazos, de relaciones con cada uno de ellos. Su base se inscribe, precisamente,
en la venta cruzada, lo que significa que a un cliente no se le rentabiliza por
una sola operación, sino por el conjunto de relaciones comerciales
establecidas. La idea central es rentabilizar la relación con cada cliente y
vincularle al máximo.
Como
enfoque estratégico este tipo de banca tiene determinadas ventajas sobre la
banca de productos, como desarrollar y ofrecer mayor calidad y servicio al
cliente, lo que confiere que la relación con éste sea mucho más profesional y
personalizada, estableciendo barreras de entrada para otros competidores e
identificando los grupos de clientes con mayor rentabilidad. Todo ello supone
cambios en el balance de los bancos, ya que lo interesante es examinar la
cuenta de resultados y comprobar qué rentabilidad se obtiene por segmento,
direccionado por una estrategia creativa e innovadora en marketing, apoyado éste
en un sistema de información, que proporcione bases de datos de clientes, en
los que desarrollar la acción comercial.
La puesta
en práctica de la banca de clientes, no es tarea fácil dado que entender que
cada cliente es algo más que una operación, resulta difícil de comprender, lo
que implica un cambio de mentalidad de las personas y de la concepción del
negocio bancario.
Toda esta
filosofía, que incide sobre las necesidades del cliente, adquiere una especial
relevancia con el desarrollo de nuevos productos, con la política de precios y
con la distribución comercial. El tipo de personal y de red comercial precisos
para vender soluciones a sus necesidades, no es el mismo que el que se limita a
vender productos.
En este
sentido, en el contexto de la banca de clientes se enmarca la denominada banca
personal, que se construye basándose en tres principios:
·
- Orientación al cliente.
·
- Competencia técnica.
·
- Presentación de un servicio
integral y de calidad, muy personalizado.
Esta
modalidad bancaria busca optimizar las posibilidades fiscales y financieras de
un patrimonio determinado, incluyendo todo tipo de operaciones. El alto nivel
de bancarización y la homogeneidad de los productos y servicios ofertados por
las instituciones financieras, orientan a que la estrategia por la clientela se
plantee, en el campo de la calidad del servicio y la aproximación personal al
cliente. Para ello es preciso disponer de asesores o gestores de cuentas que
puedan dialogar con segmentos específicos de clientela, considerando como
atributos estratégicos, para hacer banca de clientes, la orientación al
cliente; la venta personalizada; ofrecer una amplia gama de productos; la
calidad del servicio; la agilidad de respuesta; la capacidad de innovación.
Todo ello exige una capacidad de liderazgo en la dirección bancaria, para
transformar unas estructuras rígidas en organizaciones flexibles para acometer
los distintos cambios que continuamente propone el mercado, sin olvidar que
como empresas de servicios financieros funcionan en virtud de la actitud y
profesionalidad de las personas.
Tomado de: Mercadeoypublicidad.com
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